Jugar con los problemas

La solución de los problemas es un camino que va del cuadrante verde al azul. 
Cuando se tiene un problema, se revisa si se pueden identificar las causas. Es un proceso de exploración, muy verde. Si se logran identificar, se le pide al cerebro, al ingenio, una solución. Un proceso verdísimo. Y luego, una vez encontrada, la solución debe ser ejecutada de manera inmediata e impecable. Y eso es responsabilidad de los chicos azules. Así que el problema pasa al cuadrante de control y chao.

Así que un resumen (extremadamente simplista) de un proceso de solución de problemas es:


El paso de identificar las causas puede ser simple o complejo. Digamos que usted es un panadero y nota que el pan que está horneando por las mañanas está saliendo quemado. Intuitivamente usted conoce las causas (Demasiado tiempo en el horno o temperatura muy alta), así que usted puede pasar rápidamente a la ideación de la solución: Reducir el tiempo de horneado. En este caso, la búsqueda de las causas no requiere mayor investigación y la ejecución de la solución puede iniciar. Se puede entregar el caso directamente al cuadrante azul (revisar nuevamente su ecuación de tiempo de horneado, cuyo cálculo implica tener en cuenta la presión, temperatura, cantidad de masa, humedad y otras variables, y aplicar el resultado) o se "juega" un poco más en el cuadrante verde (Usted dice: "Saquemos estos panes dos minutos antes, a ver cómo salen). En cualquiera de los casos, cuando se logra resolver el problema usted siente una gran satisfacción.

En otros casos, la causa no es tan evidente. Digamos que usted es el mismo panadero del caso anterior y nota que desde hace algunos días, el pan que solía ser el más vendido, ya no se vende tanto. ¿Cuál es la razón de esa repentina reducción en la demanda del sabroso pan que solía desaparecer tan rápido de sus vitrinas? Ahhhh. Pues en este caso, la causa no es tan evidente y usted tendrá que hacer un ejercicio de búsqueda de dicha causa (o causas). Tendrá que hablar con algunos clientes, estudiar el libro de ventas o revisar el proceso de fabricacion. Quizá tenga que hacer una exploración caminando por las calles de su barrio para descubrir esa nueva panadería que han abierto a un par de calles.  Cuando usted descubra las causas del problema, más allá de que dicha causa le preocupe, siempre sentirá la satisfacción del descubrimiento. 

Pero digamos que usted ya conoce las causas del problema. ¿Cómo idea una solución? Las ideas son un ejercicio del cerebro que logra imaginar cambios en las situaciones actuales que logran producir los resultados esperados. Por ejemplo, si seguimos con el caso en el que usted es un panadero que ha descubierto que un nuevo competidor le está quitando clientes, su cerebro puede empezar a generar ideas como: hagamos una campaña de mercadeo, vendamos en línea, hagamos un programa de fidelización, pongamos ratones en el local de la competencia, reduzcamos el precio, etc. Todas estas son ideas que pueden resolver el problema. Hasta ahora usted no las ha probado. Bueno, al menos no las ha probado en el mundo real. Pero en su imaginación, usted lo ha hecho. Al momento de pensar en las consecuencias de reducir el precio, poner a un payaso frente a la puerta de su negocio o introducir roedores en el local del advenedizo, su cerebro ha servido de laboratorio, construyendo un video mental de lo que podría pasar. Su imaginación ha visto al payaso frente a la puerta y ha visto la reacción de los clientes. Con este ejercicio de imaginación, usted ha concluído que la idea tiene o no ciertas probabilidades de éxito. Adicionalmente, en ese ejercicio de imaginación, su yo azul ha hecho un análisis de viabilidad (o de legalidad) para calificar la conveniencia de la idea. Todo eso ha ocurrido en unos pocos segundos en su cabeza. Al final, usted tiene una percepción general de cuáles ideas pueden ser mejores que otras. Si hay una idea que usted considera genial, sentirá una gran satisfacción.

Bueno, este es un proceso que suena muy directo. Y pareciera incluso sencillo. Pero todos sabemos que hay problemas que no tienen solución tan fácil. Muchos problemas, incluso, nos generan tal ansiedad, que la capacidad para idear se bloquea. Tenemos problemas que parecen insolubles, a los cuales damos y damos vueltas en la cabeza con desesperación.
En este caso, la búsqueda de la solución puede terminar siendo estéril. ¿Qué hacer?

¿Y si jugamos con el problema?

¡Hay que jugar con el problema!
¿Qué quiere decir esto?
Una ruta diferente, que puede permitir resolver situaciones muy difíciles es la de jugar. ¡Por supuesto, Jugar! ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?
¿En qué consiste esta ruta?
Esta ruta de solución tiene cierta dificultad. Y esa dificultad tiene que ver con que no solemos estar de ánimo para jugar cuando estamos enfrentando un problema serio. Pero si logramos superarla, quizá tengamos una forma muy poderosa de explorar posibles soluciones.

Jugar con el problema significa NO INTENTAR RESOLVERLO. 

Esta es la parte más difícil. Cuando estamos preocupados por un problema, es tremendamente difícil pedirle al cerebro que no trate de resolverlo. 
Pero si logramos hacerlo, si logramos aplazar por un tiempo la urgencia de la solución y dejamos que el problema se re-plantee en nuestra cabeza, pueden aparecer nuevos caminos como:
- El problema puede desaparecer.
- El problema puede cambiar de intensidad o de significado.
- El problema puede dejar de ser relevante.
- La solución puede aparecer de repente.
- Nuestra angustia puede diminuir.
- La definición del problema puede cambiar.

Estos cambios pueden ser lo que necesitamos para resolver la situación.
¿Cuál es el proceso?
Tome lápiz y papel, aquí va:

1. Convénzase de que no está intentando resolver el problema. Métase en la cabeza que no va a encontrar, con este juego, una solución.

Este primer paso es vital. Nada de lo que viene le va a funcionar si usted aún está en modo "búsqueda de solución". 

Para lograr este cambio de actitud, usted debe tranquilizar a su cerebro, al fin y al cabo no puede culparlo por estar tan afanado en la búsqueda de esa solución. Una forma de hacerlo es asegurándole que, al final del día o mañana, usted volverá a la búsqueda de la solución. De esta manera, el cerebro siente que la búsqueda de la solución está quedando solamente aplazada por unas horas, pero no está siendo abandonada. 

Cualquier truco de relajación, meditación o re-programación mental que conozca, le puede ayudar.

2. Llegó el momento de jugar con el problema. Hay diversas formas de hacerlo, pero aquí vamos a ver solo una. Una muuuuuy poderosa: el cambio de escenario.
El cambio de escenario es un truco mental que funciona así:
Imagine una situación similar, pero que ocurre en otro espacio, tiempo o lugar. Imagine esta misma situación pero en un universo paralelo. Imagine que usted, o esa persona cercana que vive el problema no está involucrada. En su lugar hay una persona diferente, conocida o inventada. 
Una vez creada esta situación paralela, a la que llamaremos escenario alterno, veremos que podemos imaginar desenvolvimientos muy diversos. En otras palabras, podemos jugar a crear "películas" en las que los involucrados en la situación hacen cosas de diversa índole en su afán por resolver el problema. 
Dado que ya no estamos involucrados en la situación, el cerebro tiene mucha más libertad para crear situaciones con todo tipo de tramas y giros argumentales. Como no estamos involucrados podemos ser más crueles con los personajes, más irresponsables con las acciones, más relajados con las consecuencias.
Lo que suele suceder en un momento como este, es que este ejercicio provee una visión mucho más integral y holística de la situación. Una vez retornemos a nuestra búsqueda "oficial" de la solución, el cerebro será mucho más efectivo.





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