Los puntos de victoria en la vida

Han olvidado alguna vez cómo se gana un juego? No me refiero a olvidar las reglas de un juego que no han tocado en mucho tiemo. Me refiero a llegar al final de la partida y descubrir que han usado estrategias de juego que les han alejando del triunfo, no porque no sean buenos jugando o porque la suerte les ha fallado, sino porque sencillamente olvidaron qué cosas daban puntos de victoria y qué cosas no. Eso puede pasar en esos juegos de mesa con muchas reglas, que un esforzado amigo se empeña en hacer entender a su grupo unos minutos antes de que empiece el juego.

A mi me ha pasado. Claro. En algún juego he encontrado que me he entretenido buscando algún objetivo que nadie había dicho que era importante, y yo asumí (o quise asumir) que sí. Por ejemplo, he realizado construcciones u organizado losetas de forma que se vean visualmente más atractivas sin importarme mucho si había alguna otra forma más eficiente de organización para ganar puntos de victoria. O he tomado decisiones que me parecen más coherentes con la narrativa (o simplemente más emocionantes) aunque no sean las óptimas. Y en alguna ocasión he decidido, deliberadamente jugar a otra cosa en mitad del juego, como por ejemplo divertirme a costa de otro jugador, dejar ganar a alguien a quien deseo motivar o hacer experimentos con el juego para ver qué pasa. 

En todos los casos anteriores, mi desvío de los objetivos del juego se ha reflejado en el marcador final. He perdido miserablemente.

En algunos casos esta situación final me ha hecho sentir mal, en otros casos no me ha importado y, en otros casos, francamente me ha hecho sentir bien.

Tengo un amigo que tiene una estrategia particular para evitar que le suceda este efecto de olvidar enfocarse en aquello que le provee puntos de victoria. Cuando la explicación de reglas está muy larga, detiene al encargado y le hace una pregunta decisiva: ¿Y cómo se gana?



¿Y en la vida real será igual?


Si imaginamos que la vida cotidiana es un gran juego, ¿creen que nos puede pasar que estemos haciendo acciones que, al final, no nos van a dar puntos de victoria?

La respuesta es, casí con seguridad, sí. 

Si en un juego de mesa se puede dar la situación de que nos distraigamos y hagamos cosas que no nos dan puntos de victoria al final, pues en la vida real esa situación se puede presentar mucho más frecuentemente. 

¿Por qué? Pues porque si queremos ver la vida misma como un juego tendremos que aceptar que las reglas de juego son más complejas que casi cualquier juego que hayamos jugado y, además, no hay un manual que las integre todas. Al parecer, el diseñador del juego espera que las aprendamos mientras vamos jugando. Así que si en un juego convencional, aunque nos hayan explicado las reglas unos minutos antes, perdemos el foco y nos distraemos, es fácil imaginar que en el juego de la vida, con muchas más reglas y distracciones, y sin nadie que nos explique al inicio su diferencia, nos vamos a "desenfocar" mucho más frecuentemente.

Pero... ¿Cuáles son los puntos de victoria en el "juego de la vida"? Esta es una pregunta muy difícil de responder. Tenemos que comenzar por aceptar que los puntos de victoria, es decir, la medición de si a uno le fue bien o mal en el juego, pues cambian de jugador a jugador. Esto quiere decir que aunque todos jugamos el mismo juego, es un juego asimétrico. Unos ganan de una manera y otros ganan de otra. Lo que es importante para uno, no lo es, necesariamente, para el otro.

Si esto último es cierto, cada uno tendrá que preguntarse ¿Cuáles son los puntos de victoria en mi juego? Es decir: ¿Qué cosas son importantes para que yo, al final de mi juego de la vida, pueda afirmar que he ganado? Usando la pregunta de mi amigo: ¿Cómo se gana?

Hacerse esta pregunta es vital.

Y ayuda a poner en evidencia nuestra forma de jugar, nuestro estilo de juego. Al responder esta pregunta podremos revisar si nuestras estrategias de juego están ayudándonos a conseguir puntos de victoria o solo están distrayéndonos y llevándonos a la terrible situación en la que descubriremos un final poco satisfactorio. 

Como sea, siento que esta es la primera cosa que uno debería preguntarse:

¿Cómo se gana?

Un truco para identificar las condiciones de victoria en la vida.





Curiosamente no es tan difícil descubrir las reglas de juego del juego de la vida. Solo hay que usar el viejo truco de imaginarse el momento en el que se da por concluído el juego, cuando ya no hay más rondas de juego, cuando ya no se permite a los jugadores hacer más acciones y, entonces, tratar de imaginarse el conteo final de puntos para determinar el ganador. En otras palabras, tenemos que ubicarnos, en nuestra imaginación, en el último día de nuestra vida. Y una vez estemos allí, debemos imaginar ese conteo final de puntos de victoria. ¿Qué vamos a considerar como puntos valiosos?¿Qué logros, que recuerdos, que situaciones vamos a considerar que nos aportan puntos positivos? Y también ¿Qué situaciones, recuerdos o supuestos logros nos generan puntos negativos? 

Este es un recurso sencillo, valioso y muy viejo, que logra darnos una visión muy cercana de ese manual de reglas de la vida.

Nuestro objetivo en la vida debe ser, por lo tanto, encontrar maneras de acumular de aquello que, en nuestro ejercicio de imaginación, nos aportará puntos positivos, puntos de victoria. Así mismo, nuestra estrategia de juego de vida debe enfocarse en evitar aquello que, en nuestro ejercicio de imaginación, nos significará puntos negativos, puntos de derrota. De hecho, si somos estrictos, nuestra estrategia debería incluso evitar aquello que no genera ni puntos positivos ni negativos. Acciones vacías.

Este sencillo ejercicio suele poner en evidencia la cantidad de esfuerzo que solemos dedicar a actividades que no nos ayudan a ganar en el juego de la vida. Es una forma de construir lo más importante del manual del jugador que no nos fué entregado al llegar, la respuesta al ¿Cómo se gana?



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